
Cuáles son los principales pedidos de coaching que tienen los líderes hoy, es lo que comentamos en la columna de Diario Financiero de Diciembre
En el actual escenario—que tal vez es el más volátil de las últimas tres décadas—observo en mis reuniones y entrevistas a la mayoría de los empresarios y ejecutivos cansados e incluso algo enrabiados con toda esta incerteza. Pero también comienzo a observar a otros directivos que aceptan esta nueva realidad, y que empiezan a ver cómo ocuparse más, y preocuparse menos, en avanzar aún con este contexto de reglas del juego difusas.
Las características—las aptitudes, pero también las actitudes—de estos directivos más ágiles se encuentran reflejadas en una encuesta hecha por Moore y Rybeck de KFI a 200 coaches de líderes a nivel global. A estos se les consultó por el tipo de intervenciones más solicitadas por los altos gerentes mismos, quienes están teniendo que lidiar con condiciones de negocios inciertas en todo el mundo.
Lo primero y lo que más solicitaban los directivos era coaching en auto-conciencia, lo cual es una aptitud y una actitud a la vez, pues no solo es la habilidad sino también la disposición a aprender de la experiencia y aplicar ese aprendizaje en situaciones nuevas. Frente a tanta incerteza, comprensiblemente y antes que nada, los directivos más adaptativos buscan conocer si las herramientas directivas que construyeron y acumularon antes en su carrera—las aptitudes y las actitudes que conforman su repertorio—les servirán ahora, y en adelante.
El segundo tema de coaching que más solicitaban los líderes encuestados era la capacidad de relacionarse interpersonalmente. A esta aptitud, nuevamente, los ejecutivos solicitaban coaching a cómo sumarle una actitud de interactuar transversalmente de forma constructiva, diplomática y atinada, e incluso de usar humor sano (no sarcasmo) para bajarle la presión a situaciones estresantes. También el ponerse en los zapatos del otro, y escucharlo sin superponer las propias respuestas automáticas.
El tercero que más se pedía era la capacidad de influir a otros. Con los pares, desarrollar una mentalidad de intercambio, al entender qué necesitan y qué les interesa, para encontrar terreno en común y poder negociar soluciones win-win. Y con los subordinados, la capacidad de conformar equipos, y motivarlos a aceptar el desafío como propio y no esperar las soluciones desde arriba.
Al final del día, los coaches encuestados reflejaron que un directivo exitoso actual ya no es un artesano individual de una visión de negocio, sino que un conductor capaz de co-crear una visión desde una red de relaciones más grande y compleja que antes. Y que para eso se requieren aptitudes y actitudes capaces de liderar e influir las dinámicas sociales y organizacionales de su entorno.
Al terminar este año, y al momento de hacer un balance de lo aprendido en estos últimos meses en particular, a mi juicio esta mirada puede ser muy aconsejable al momento de ocuparse de la realidad de la nueva década que comienza.
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